Baile Típico
El baile es una
modalidad de expresión corporal y artística muy arraigada en la conciencia y
las tradiciones populares rusas. Es prácticamente imposible enumerar la
cantidad de diferentes bailes y danzas que existían en la Rusia antigua y los
que siguen existiendo hasta hoy día. Llevan nombres muy diferentes según la
canción con la que se baile (por ejemplo, la denominación de los
bailes seni y kamárinskaya provienen de sendas canciones
con el mismo nombre; seni en ruso significa parte de la antigua casa
rusa entre la entrada y el salón; y kamárinskaya recibió su nombre
por un distrito rural en la Rusia zarista cerca de la actual provincia de
Moscú), por la cantidad de bailarines (párnaya, por
parejas, chetviórka de cuatro) y algunas veces por el dibujo del
baile (pleten, de seto; vorotzá, de vorota, puertas
grandes). Pero todos estos bailes tan diferentes en su modalidad interpretativa
tienen algo en común, algo muy propio de cualquier baile típico ruso: la
amplitud de movimiento, el arrojo, una especial jovialidad, poesía, combinación
de modestia y simplicidad con un gran sentido de la propia voluntad.
El baile ruso no es
símbolo del pasado. Todas sus formas jorovod, kadril, etc. existen hasta hoy,
en un proceso de transformación continua de acuerdo con las exigencias de la
vida contemporánea. Sus movimientos revelan las líneas del carácter nacional
ruso. La danza originaria expresa la fuerza y el poder del hombre ruso, su
valentía y coraje, ingenio, atención y respeto hacia la mujer. Para las danzas
femeninas son propias la ligereza y suavidad, seriedad y modestia, rigurosidad
y sencillez, una noble continencia en la expresión de sentimientos y de su
propia dignidad, algunas veces vivacidad, gracejo y coquetería que no llegan a
ser melindrosos. El arte nacional del baile ruso se basa en los juegos
populares, antiguas ceremonias, canciones y corros.
Las crónicas y obras
literarias antiguas del siglo XI describen bailes populares rusos.
La adopción del
cristianismo contribuyó al desarrollo de la cultura y el arte popular. Para el
desarrollo de la danza ha sido muy importante la labor de los skomoroji,
artistas callejeros que viajaban y se compenetraban con las peculiaridades
artísticas de los habitantes locales en diferentes zonas del país. De este modo
el skomoroshestvo (juglaría) en la Rusia antigua desempeñó un papel
crucial en la formación de la coreografía popular. Precisamente en aquellos
tiempos aparecieron las formas escénicas de los bailes populares.
A mediados del siglo
XVI el aumento de la influencia religiosa en la vida seglar repercutió
negativamente en el arte popular. Viendo en las danzas populares reminiscencias
del paganismo, la Iglesia contuvo a los músicos, los bailarines y los
cantantes. En el siglo XVII el zar Alejo I promulgó un
decreto que posibilitó las represalias contra los skomoroji. Pero ninguna
prohibición podría “ahogar” el amor de la población por los bailes y los cantos
que continuaban viviendo con el pueblo y desarrollándose prolijamente.
El siglo XVIII es la
época relacionada con el nombre de Pedro I, el incansable
reformista. Durante aquel período tuvieron lugar profundas transformaciones en
la cultura y con estas el baile adquirió un carácter más laico. Mientras tanto
los bailes populares no solo se conservaban, sino que desarrollaban nuevas
formas.
Tras la Revolución de Octubre de 1917 comenzaron a proliferar
nuevas manifestaciones del arte coreográfico en compañías profesionales o
colectividades de aficionados. La afición artística fue un peculiar continuador
y sucesor de la tradición. Si anteriormente los bailes rusos se interpretaban
durante las fiestas, juegos populares y bodas, desde aquel momento empezaron a
ocupar un lugar muy importante en el repertorio de teatros profesionales.
Baile de los osos
Hay evidencias de que
la primera mención de este baile ruso data del año 907, cuando el príncipe
Oleg, el Previsor, celebraba su victoria contra los bizantinos en la ciudad de
Kiev. Durante la fiesta para los numerosos huéspedes actuaron 16 bailarines
vestidos de osos y cuatro osos vestidos de bailarines.
Prisiadka
Se dice que en 1113
en Kiev falleció repentinamente el gran príncipe Sviatopolk y que comenzó una
época de desórdenes, robos y saqueos en el país.
El albañil Piotr
Prisiadka trabajaba mucho en cuclillas con piedras pesadas e instrumentos en sus
manos encallecidas. Cada tarde tras su ardua jornada de trabajo salía a la
calle y, tras tomarse un vino y un kalach, empezaba a dar saltos para
desentumecer las piernas.
Una vez Vladímir
Monomaj, invitado por los ciudadanos de Kiev para el reinado, lo vio dando
saltos, se paró y lo mostró al metropolita Nikífor. Al cabo de unos días Piotr
ya bailaba para el propio príncipe de toda Rusia cada desayuno, comida y cena.
Bailar dando
saltos, prisiadka, en poco tiempo llegó a ser un baile de moda en la ciudad.
Eso sí, cuando Monomaj falleció en 1126, Piotr volvió a sus labores. Prisiadka
murió siendo viejo dando comienzo con su nombre al movimiento más famoso del
baile tradicional ruso.
Trucos del baile
nacional ruso
Con frecuencia se
considera que los saltos singulares y la gesticulación enérgica de los
danzarines rusos son consecuencia del clima frío de un país
nórdico. Prisiadka, kozá (cabra), raznozhka (de nozhka, pie), chort (diablo), pistolet (pistola), koltsó (anillo), bochónok (barril
pequeño) y otros fueron inventados por los rusos exclusivamente para entrar en
calor.
Esa teoría podría
tener su justificación ya que la mayoría de las fiestas tradicionales rusas se
celebraban en otoño e invierno, cuando finalizaban las labores del campo. La
alegría empezaba con una oración, después una bebida abundante con comida,
cantos y bailes y para finalizar se realizaba un pugilato (pelea “muro contra
muro” entre los varones).
Bufones y oratorio
Con Iván el Terrible,
un zar conocido por su carácter severo y su amor al arte, empezó a ser común
tener en la corte bufones, cantantes, tañedores de guzla y
bailarines. Los artistas tenían el mismo rango que los cocineros o
caballerizos.
Arte académico y
popular
Cuanto más ricos se
hacían los zares rusos y los grandes señores feudales, mayores eran las
distancias entre el arte popular y el arte cortesano o académico. En los siglos
posteriores a la Rusia de los zares las divas de la ópera no se dignaban a
saludar a las cantantes populares, y los bailarines de ballet no
daban la mano a los artistas populares. Tal marginación la intentaron cambiar
muchas personalidades de la cultura, por ejemplo los compositores Chaikovski, Glinka o
Pájmutova que introducían en sus óperas y ballets elementos de
melodías populares.
Compañías profesionales
En la época soviética
tras la Revolución de 1917 el gobierno bolchevique empezó a asignar fondos a la
organización y difusión de compañías profesionales de bailes populares. En 1937
hizo su aparición el primer colectivo profesional de bailes populares bajo la
dirección de Ígor Moiséyev, el mejor elenco académico de estas características.
En sus búsquedas interpretativas la compañía se basaba en la libre
improvisación y la audacia del folclore.
Entre las numerosas
compañías, existe otro colectivo digno de mencionar: Bárynia (se considera uno
de elencos musicales y coreográficos populares que cosechan más éxitos en el
extranjero) cuya virtuosidad ha llegado hasta tal punto que al salir al
escenario los artistas no saben con exactitud lo que interpretarán, el
resultado artístico es siempre una improvisación espontánea.
El desarrollo del
baile ruso evolucionó en tres direcciones: los corros (jorovody), danzas de
carácter improvisado y bailes con rigurosas secuencias de diferentes figuras.
Los corros
Los corros (jorovody)
como tipo de baile ruso son muy variados. Su rasgo característico es la
combinación de movimientos de gran cantidad de participantes con una canción y
a veces con la interpretación por papeles del contenido de la música. Hay un
gran número de canciones de corro que de forma viva y polifacética reflejan la
actividad laboral del campesino y toda su vida cotidiana y festiva. Existen
corros sobre cómo se debe labrar, elegir al novio o a la novia, sobre las
relaciones de pareja. Otros corros se distinguen por su carácter burlesco o
satírico ya que ridiculizan a los vagos, holgazanes, borrachos, chismosos, etc.
Lo más frecuente es
que los corros se construyan haciendo en círculo donde los participantes se
agarran de la mano o de las puntas de los pañuelos. Los actores más importantes
se colocan en medio de un círculo e interpretan las canciones que acompañan la
danza.
Aparte de los
interpretativos, también existe otra variedad donde la música solo sirve de
acompañamiento. En estos casos, el corro gira, aunque a veces los movimientos
son más complejos: se añaden elementos como el paso serpentino, “de ocho”,
diferentes pasajes y movimientos corporales complicados. Por supuesto, los
antiguos corros rusos se granjeaban la admiración y el cariño de la gente ya
que embellecían la monótona y sufrida vida de la población. Se diferenciaban
por las épocas del año, por el calendario laboral y festivo y por los estratos
sociales.
Los jorovody rusos
se han conservado prácticamente en todas partes del país hasta hoy día,
contando además cada región con sus peculiaridades. De los corros de la parte
norteña (la provincia de Arjánguelsk) es propia una gran rigurosidad y hasta
una notoria austeridad de movimientos. Las mujeres se mueven ligeramente, como
deslizándose, con la mirada baja, atreviéndose a mirar al hombre solo cuando
finaliza el baile.
Los de la zona
central de Rusia (de las provincias de Moscú, de Riazán, y Vorónezh) se
diferencian por una mayor vivacidad, libertad y variedad de movimiento. En
medio del corro puede haber bailes, lo que obliga a los danzarines a moverse
con mayor rapidez.
En las provincias del
sudoeste (de Kursk, de Briansk, de Oriol) están muy extendidos los
llamados karajody que son bailes colectivos. El acompañamiento no son
canciones, sino música, y los músicos se encuentran dentro del círculo e
interpretan las melodías más populares de la región. Los bailarines se
distribuyen en parejas o en tríos y, sin cogerse de la mano, se mueven en
sentido de las agujas del reloj. Cada pareja o troika (grupo de tres
bailarines) es totalmente independiente. Las jóvenes bailan una frente a la
otra y dan vueltas marcando un ritmo preciso, algunas veces dando pequeños
saltos. Si la pareja está formada por un chico y una chica, la última
normalmente va delante de él, girándose hacia su pareja de vez en cuando.
Danzas improvisadas
Además de
los jorovody en la vida del pueblo ruso también eran y siguen siendo
muy populares las danzas de carácter improvisado que carecen de una sucesión de
figuras y movimientos determinada. Dependiendo de la cantidad de participantes,
el baile puede ser individual, en pareja o en grupo. El baile en pareja con la
participación de hombres y mujeres muestra las peculiaridades características
del baile femenino y masculino. Los hombres, cuyos movimientos se diferencian
por una gran fuerza, habilidad y ardor, bailan intentando mostrar estas
cualidades mediante la precisión del taconeo y la maestría de palmas
y prisiadki. La chica se mueve modestamente, con paso liviano, algunas
veces agitando con gracia el pañuelo, otras veces compitiendo con su compañero
en la complicidad de trucos de baile.
Uno de los tipos de
baile popular más tradicional es el perepliás que según muestra el
propio nombre (el prefijo ruso pere tiene el significado “más”, y la
raíz plias significa baile) es una competición en la virtuosidad de
movimiento, fuerza, habilidad e inventiva. Es una danza peculiar con mucho
ardor, en ocasiones humor. En la antigüedad solo participaban hombres, que por
turnos mostraban su vigorosidad y maestría corporal. En los actuales actúan no
solo varones, sino también mujeres. Se considera ganador el que no solo es
capaz de repetir el ingenioso giro de su rival, sino el que además lo
interpreta a su manera o de forma más complicada.
Estas danzas
improvisadas se suelen aprender desde la niñez, cuando los pequeños con
entusiasmo observan bailar a los mayores. A veces para ello hay que viajar
decenas de kilómetros para poder ver bailarines profesionales.
Bailes tradicionales
A diferencia de las
danzas populares, lo bailes rusos suelen tener cierto orden de diferentes
figuras y en cada figura los movimientos están preestablecidos. De los bailes
rusos los más extendidos son: kadril, con sus múltiples variaciones;
lance, parecido al
primero; meteliza, (de metel, ventisca), balalaiki (del
famoso instrumento musical de cuerdas ruso); válenki (botas de
fieltro para el invierno), sibírskaya poteja (regocijo
siberiano), polianka (prado), polca, matrioshki (de las
típicas muñecas
rusas), zhuravel (grulla), venzeliá (serpenteo), etc.
Además en cada región
del país existen bailes típicos específicos como gusachok (ganso
pequeño), más propio de la provincia de Smolensk; chíjik (el pájaro
pardillo), en la provincia de Arjánguelsk; timonia, en
Kursk; tolkusha, en la provincia de Leningrado; podgorka (bajo
la montaña), en Siberia.
La kadril rusa,
que la población fue creando durante décadas en cada localidad, tiene sus
rasgos peculiares, su “dibujo” y su carácter singular de movimientos. Existen
variadas figuras que se interpretan con canciones o con el uso de acordeón,
además a cada figura de baile le corresponde su propia melodía. En el proceso
de su desarrollo la popular danza ha ido cambiando de forma y contenido.
El traje tradicional
En la realización del
baile popular es muy importante el vestuario que se crea a parir del traje tradicional,
aligerándolo al máximo para que sea más cómodo para los artistas. El vestuario
ruso es muy bonito, de colores vivos y decorado con abundantes bordados.
Los trajes son muy
diferentes. No solo cada provincia sino cada localidad, por pequeña que sea, se
diferencia por la combinación de colores, por los cortes de
los sarafany (traje tradicional ruso, largo, sin mangas), por la
forma del gorro y tocado (por ejemplo el kokóshnik, antiguo tocado de la
mujer rusa), o de los arabescos. Las mujeres solían hacerse una trenza con
diferentes cintas y lazos.
Los hombres también
se vestían con elegancia (camisas con bordados y de diferentes colores, entre
los cuales el rojo y el blanco son los más populares, los tejidos de los
cinturones también son muy variados). Los pantalones se hacían de lienzo con
dibujos y arabescos.
El baile militar
En el Ejército hasta
hoy día (aunque ahora ya no tanto) es muy popular el baile. Ya en el siglo XIX
cada regimiento regular tenía su propio coro y grupo de baile. Las subdivisiones
solían competir no solo en las formaciones de combate, esgrima y tiro, sino
también en el baile. La tradicional danza se conservaba con esmero y se
mostraba a los superiores en las actuaciones oficiales.
Durante la guerra
civil la danza seguía existiendo en el ejército (tanto en el “rojo” comunista,
como en el “blanco” zarista). Muchos ataques se realizaban bajo la música del
acordeón, lo que ayudaba e inspiraba mucho en el momento difícil de combate.
Una de las danzas más
famosas es la de los marineros, el llamado yáblochko, de la
palabra yábloko, manzana, por el estribillo de la popular canción. Una vez
el baile hubo entrado en el mundo del mar, se transformó en el baile más
querido de los marineros. La unión de la colectividad formó una buena base para
conservar y traspasar la costumbre de este baile, enriqueciendo constantemente
su tradición coreográfica.