Himno
La
letra del himno
Rusia, nuestra patria
sagrada,
Rusia, nuestro amado
país.
Una poderosa
voluntad, una gran gloria
¡Son tu herencia por
toda la eternidad!
Estribillo:
Sé
gloriosa, nuestra patria libre,
La
eterna unión de pueblos hermanos
¡La
sabiduría popular dada por nuestros antepasados!
¡Sé
glorioso, país! ¡Estamos orgullosos de ti!
Desde los mares del
sur hasta las regiones polares,
Se extienden nuestros
bosques y campos.
¡Eres única en el
mundo! Eres inimitable
Protegida por Dios,
tierra natal.
Estribillo
Un vasto espacio para
soñar y vivir,
Nos abren los años
futuros.
Nos da fuerza la
lealtad a la patria.
¡Así fue, así es y
así será siempre!
Estribillo
La historia de los
himnos rusos tiene un vínculo indisoluble con el desarrollo del país. A lo
largo de toda la existencia del Estado ruso ha habido más de una decena de
himnos y cada uno de ellos se convirtió en el símbolo de una época determinada.
En la Rusia
medieval, los cánticos religiosos traídos del Imperio bizantino
cumplían las veces de himnos ya que acompañaban al unísono la cultura del
antiguo Estado ruso, impregnada de cristianismo.
A principios del
siglo XVIII, en los tiempos de Pedro I el Grande,
aparecieron los “vivat” (del latín vivat, ¡que viva!), un tipo
de canto de alabanza que se formó en la música rusa durante la época de este
monarca. Esos cantos se interpretaban para elogiar las victorias de Pedro el
Grande en las batallas de tierra y mar.
Los cánticos son uno
de los elementos de propaganda que empezó a utilizar al monarca para elevar el
patriotismo y honrar a Rusia y a su soberano.
Con la aparición del
ejército regular en los tiempos de Pedro el Grande se difundió además la música
militar. Uno de los regimientos más conocidos fue el Preobrazhenski. El
regimiento surgió de las “tropas de entretenimiento” (en ruso poteshnie
voiská) durante los juegos militares de Pedro el Grande en el pueblo
Preobrazhénskoye (de ahí su nombre).
La marcha de este
regimiento fue creada por un compositor desconocido y rápidamente se convirtió
en la marcha del Ejército ruso. Fuera del ambiente militar, la marcha se tocaba
en eventos de protocolo, como las recepciones en Embajadas, aniversarios de
victorias militares, natalicios del zar o en el día de la coronación de su
esposa Catalina I. De hecho, la marcha del regimiento
Preobrazhenski llegó a ser el primer himno de Rusia. A partir de finales del
siglo XVIII, la marcha se entonaba con letra.
Después de la Revolución de Octubre, cuando el regimiento Preobrazhenski
fue disuelto, el Movimiento Blanco siguió utilizando la marcha. Entre
los inmigrantes rusos en Europa, esta marcha se mantuvo muchos años como himno
de Rusia.
Paralelamente a la
marcha Preobrazhenski existía el famoso Grom pobedi,
razdavaisia! (“¡Suena, trueno de la victoria!”). La letra de esta marcha
fue compuesta por un poeta ruso muy famoso en aquella época, Gavriil Derzhavin,
y fue dedicada a la victoria de Rusia en la guerra contra Turquía (1787-1791).
La marcha tenía
estilo de polonesa, lo que la hizo bastante famosa entre los representantes de
la aristocracia, pues se tocaba en los bailes. Grom pobedi,
razdavaisia! se convirtió en una especie de himno de la nobleza. Con el
tiempo, la letra de la marcha fue cambiando.
Después apareció el
tercer himno “espiritual”, obra del compositor Dmitri Bortnianski, con el
nombre Kol slaven nash Gospod v Sione (“Qué glorioso es nuestro Señor
en Sion”). Este himno se tocó en diferentes ceremonias religiosas durante todo
el siglo XIX.
Después de la derrota
de las tropas de Napoleón surgió el himno Bozhe, Tsaria jraní (“Dios
salve al zar”), que fue el canto nacional del Imperio ruso de 1833 a 1917. El
compositor de la música fue Alexéi Lvov y la letra fue obra de Vasili
Zhukovski. Con el tiempo el himno tomó el nombre de Molitva
rússkij (“La plegaria del pueblo ruso”), Zhukovski tradujo la letra
del himno inglés God save the King (Dios salve al Rey); sin embrago,
la cambió sustancial.
El emperador fue la
primera persona que escuchó el himno. Después, ordenó que todo el mundo lo
escuchara. El once de diciembre de 1833 en el teatro Bolshói de
Moscú se interpretó solemnemente. Al día siguiente, en los periódicos
aparecieron críticas entusiastas.
Otro cambio de himno
fue motivado por la revolución de febrero de 1917 y por la abdicación del
emperador Nicolás II. Por primera vez resonó la idea de que era
necesario hacer un concurso para la creación de un nuevo himno nacional que
reflejara la visión plurinacional y la diversidad religiosa de Rusia.
Durante algún tiempo,
la canción francesa preferida de los revolucionarios rusos, la Marsellesa,
hizo las veces de himno ruso. También en 1917, el himno de los socialistas,
la Internacional, obtuvo mucha fama. La Internacional usada como
himno nacional fue un caso único en el mundo, ningún otro país la adoptó porque
en la canción no hay ni una sola palabra que la relacione con un país
determinado y sus símbolos patrios.
En los años 1930, la
política del país se orientó hacia la construcción del socialismo en el nuevo
país llamado Unión Soviética. Por lo tanto, cambiaron los lemas, postulados
ideológicos y el himno. En 1943 se organizó un concurso nacional, decenas de
personas participaron en él, entre ellas destacados escritores y músicos de
aquella época. Los principales personajes del Gobierno participaron en la
creación de la letra del himno. Así, el mismo Iósif Stalin hizo
también una aportación.
La Internacional siguió
siendo el himno del partido de los bolcheviques y posteriormente del PCUS
(Partido Comunista de la Unión Soviética). En calidad de himno de la URSS fue
elegida la canción El himno del partido de los bolcheviques, compuesta por
Alexandr Alexándrov. Por primera vez el himno sonó el primero de enero de 1944.
A partir del quince
de marzo de 1944, la canción empezó a resonar como himno por todos los
rincones. Parte del tema era: “El partido de Lenin, el partido de Stalin; ¡El
partido sabio de los bolcheviques! Nos creó Stalin y nos inspiró la lealtad a
la gente, para la labor, para las hazañas”. A partir de 1955 este himno se
interpretó sin cantar el texto a causa de la lucha contra el culto a la
personalidad de Stalin, hasta que en el año de 1977 Leonid Brézhnev pidió al poeta Serguéi Mijalkov que redactara
su texto cambiando todas las frases que llevaban el nombre de Stalin.
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